divendres, 14 d’abril del 2017

14/04/2017. Franquisme. Fernando Valls y Taberner. Carlos Sentís. Dos articles " La Falsa Ruta" de Fernando Valls Taberner a "La Vanguardia" i ' "¿"Finís Cataloniae"? El "fin" de una película de "gangsters", simplemente» (La Vanguardia Española, 17 de febrero de 1939) de Carlos Sentís, publicats els dos primers mesos de l’ocupació franquista de Catalunya i que no necessiten gaires comentaris.

Benvolguts,

Com a continuació de l’article d’en Raül Romeva , publiquem dos articles indispensables per entendre els començaments de l’Espanya franquista:La Falsa ruta”, de Fernando Valls y Taberner (Ferran fins el 1936!) i “Finis Cataloniae” de Carlos Sentís.

1. " LA FALSA RUTA" . ARTICLE DE FERNANDO VALLS TABERNER A "LA VANGUARDIA"

VALLS TABERNER, Fernando: La Falsa Ruta. 1939: (Barcelona). " La Vanguardia". 15 de Febrer de 1939

La emoción de la llegada de Barcelona, al día siguiente de su liberación por el Ejército Nacional, y las intensas impresiones de los quince primeros días de nueva estancia en ella son algo inenarrable. Tantos y tan variados sentimientos se agolpan en el ánimo del que acaba de reintegrarse a su ciudad natal después del largo y doloroso martirio por ella sufrido, que no son para descritos fácilmente. Ni entra ello en mi propósito.

Al ponerme hoy otra vez en contacto con el gran público de Cataluña, merced a la amable invitación de LA VANGUARDIA ESPAÑOLA, en calidad de colaborador de la misma, considero un deber hablarle, más que de emociones sentimentales, de razonamientos y criterios fruto de reiteradas meditaciones acerca del problema palpitante de la trayectoria espiritual de nuestra región catalana. Quienes, en otro tiempo, tuvimos en la vida pública de la misma, en cualquiera de sus aspectos: social, político, cultural, etc., o en varios de ellos a la vez, una representación más o menos calificada y notoria, tenemos, a mi juicio, en este momento augusto y decisivo la obligación de hablar clara y francamente a nuestros paisanos, de proclamar ante ellos la verdad a través de tantas experiencias dolorosas vislumbradas, de decir sinceramente nuestro pensamiento sin rebozo ni disimulo, sin subterfugios ni eufemismos, que sólo representarían propiamente deslealtad o cobardía.

Durante dos años y medio de ausencia y de peregrinaciones, mi evolución ideológica, que resaltaba ya en artículos y folletos por mí publicados en los años 1930-1935, se ha acentuado progresivamente, como resultado de la continuada observación de los acontecimientos y de la reflexión y el estudio frecuentes. Al reanudar ahora mi vida barcelonesa, he tenido ocasión multiplicada de constatar que las conclusiones a que principalmente por raciocinio había llegado desde mi lejanía de la región nativa, presente, empero, siempre en mi espíritu, coinciden especialmente con las que, derivando más que nada de una elaboración sentimental, me comunican aquellos amigos que han sufrido aquí la tortura inmensa de la tiranía roja y con los cuales he tenido el placer de conversar. Estas conclusiones por lo que se refiere específicamente a la trayectoria política de Cataluña en los últimos decenios del siglo XIX y en lo que llevamos del siglo presente, pueden resumirse en esta opinión:

Cataluña ha seguido una falsa ruta y ha llegado en gran parte a ser víctima de su propio extravío. Esta falsa ruta ha sido el nacionalismo catalanista.
Múltiples factores han contribuido, en el decurso de un período bisecular, a la preparación de la magna tragedia española; y en el examen general de las responsabilidades escasos son, en la historia moderna de España, los hombres y las colectividades que puedan aparecer exentos de errores graves o de culpas. En la propagación de un subversivismo, cada vez más acentuado y más extendido por el cuerpo social de España, y que llegó por fin a producir la gran catástrofe, en la que hemos estado a punto de sucumbir para siempre, casi todos tuvimos parte. No me incumbe, ahora entrar a analizar otras causas, algunas más profundas y decisivas, de la tremenda convulsión española. Lo que creo de mi deber señalar, en este momento de salvación, a mis paisanos,

como oportuna y saludable advertencia dirigida a ellos por un conocedor del asunto, es que uno de los factores de subversión, cuya reaparición se debe evitar decididamente, ha sido el catalanismo político, y aún, para simplificar la denominación, diremos el catalanismo, a secas. Este ha constituído la falsa ruta de la Cataluña contemporánea.

Catalanismo no ha resultado lo mismo que amor a Cataluña
, aunque de buena fe aparecieran a muchos, en otro tiempo, uno y otro como cosas idénticas. Escrutando hoy el pasado próximo, podemos darnos cuenta, si la pasión o la terquedad no enturbian nuestra mente, de que el catalanismo, en su actuación política, contribuyó poderosamente al desarrollo del suversivismo en Cataluña, llevándolo hasta las capas sociales superiores. Huelga hoy por suficientemente notorio, entrar en detalles acerca de este extremo. Pero, además, hay que reconocer que el catalanismo resultó en definitiva un lamentable factor de disgregación, así con el respecto a la unidad nacional española, como también dentro de la misma entidad regional catalana, produciendo en ella una funesta separación, mejor diremos contraposición, que a veces, enconada por el odio político, llegó a parecer irreductible, entre los mismos catalanes, divididos en catalanistats y anticatalanistas, con lo que se inició ya, dentro de la misma Cataluña, una discordia profunda, que en el orden moral era un preludio de guerra civil vehemente y furibunda.

El catalanismo no logró casi nunca dejar de presentar una significación partidista; ni alcanzó a abandonar a tiempo unos derroteros que a la postre han conducido al país a la ruina. Nadie puede hoy honradamente dejar de confesar que, en fin de cuentas, el catalanismo, al término de su trayectoria, se ha vuelto contra Cataluña; que incluso lo que un tiempo pudo tener de generosa aspiración renovadora, en medio de la general decadencia, lo que tuvo también de idealidad, desviada sin duda , pero llena de ingenuas ilusiones, lo que haya representado en cuanto a anhelos de reforma y de perfección , bien que exaltados y turbulentos , todo ello ha sido ignominiosamente prostituído y sacrificado en estos últimos años. Lo que, en medio de la equivocación general, hubiera en él de nobles ansias renovadoras y de esencias tradicionales, ha sido muerto últimamente por los corifeos separatistas, y a consecuencia de ello el catalanismo es hoy un cadáver. Para el bien de Cataluña y de España entera no lo podemos de ningún modo dejar insepulto.

Hay que liquidar, pues, un pasado equivocado, y en sus resultados desastroso; hay que reemprender el camino, volviendo al buen sendero. 

Cataluña es una realidad viva y no un prejuicio tendencioso; y para restaurar su vida y redimirla y dignificarla de verdad sólo hay un caminodespojarla de sectarismos, de mezquindades y de encogimientos, devolverle el buen sentido, librarla de megalomanías y de emperezamientos, de disipaciones y de frivolidades, de chavacanerías y de ridiculeces, y hacerla andar con fe, con amor y con el mejor espíritu por la ancha vía triunfal de la Nueva España, hacia un destino común lleno de promesas y de esplendores, de gloria auténtica y de progreso positivo. Y puesto que la Providencia, en el momento más angustiosos y de máximo peligro, nos ha salvado de una ruina irreparable, por medio de nuestro excelso Generalísimo y del glorioso Ejército Nacional, es necesario que la rectificación, la contrición y la enmienda marquen una nueva orientación de la vida de Cataluña, reincorporada a España definitivamente. A la obra grandiosa de la reconstrucción de la Patria española emprendida por el Movimiento Nacional deben, pues, cooperar todos los catalanes efusivamente y con la máxima lealtad, sin reservas, sin recelos y sin regateos de ningún género; sin más jefe que el Caudillo, forjador de la Nación renaciente, y

salvador de nuestra civilización tradicionalal cual debemos gratitud perenne, adhesión inquebrantable y confianza plena amplísima, cual la merece por su genio extraordinario por su patriotismo insuperable y por su abnegación y esfuerzo admirables.

Fernando Valls Taberner

Després d’haver llegit el currículum, i des d’un punt de vista acadèmic, cal treure’s el barret. Però l'article és un libel!
Aprofundint una mica més un hom es pregunta si el movia la seva declaració de catòlic, apostòlic i romà, refusava el comunisme, el socialisme, el liberalisme, l'anarquisme i el totalitarisme, es considerava espanyol de cor i abjurava del catalanisme amb aquestes paraules: "Nada tengo ni quiero tener con ninguno de sus grupos o matices"...

O, vista la seva relació amb el Banco Popular de la seva família, el que el movia era la pela?

Finalment us explico l’anècdota que m’ha estimulat a escriure aquest apunt:
Fa unes setmanes vaig anar a treure diners del caixer automàtic del Banco Popular del costat de casa. Vaig introduir la tarja VISA i em vaig trobar amb una pantalla que deia (en castellà, of course): Que lengua prefiere usar: Español, Francés, Inglés, Aleman, Portugués, Italiano...
I quina llengua creieu que manca?
El català! Pur feixisme, nacionalisme espanyol, a l'any del Senyor de 2016, etc!

Joan A. Forès


2. "¿"Finís Cataloniae"? El "fin" de una película de "gangsters", simplemente»
Carlos Sentís
(La Vanguardia Española, 17 de febrero de 1939).
¿«FINIS CATALONIAE»?
El «fin» de una película de «gangsters», simplemente ,   de Carlos Sentís

Cabo de Creus, febrero

Entre la neblina que el sol de este domingo de febrero deshilvana, se ha abierto el eco del último cañonazo sobre la tierra catalana. Ante la serenidad inmutable de un Canigó enteramente blanco y un Cabo de Creus extendido perezosamente sobre un mar espumoso, han cesado las últimas escenas guerreras que ha presenciado este Pirineo tan conocedor de Ejércitos y de batallas.

Esta vez el Pirineo se ha limitado a funciones de Portero Mayor. Quizá el pobre viejo está ya tan cansado de presenciar luchas, que ha preferido contemplar un mero desfile. Una sencilla distracción o pasatiempo para el que ha visto pasar todo un Ejército de Aníbal. Sí; porque por los mismos sitios y pisando las mismas piedras ha pasado el ejército rojo con sus grandes camiones e incluso con sus tanques, que son la modalidad moderna de los elefantes ‘que componían las fuerzas de asalto de los cartagineses.

Pero, que el lector me perdone, aquí acabo con las comparaciones. No queda ya otra. El paso de los dos ejércitos es, de tan distinto, opuesto. Unos iban, los otros corrían. Los primeros atacaban, los segundos escapaban.

El paso del .ejército rojo se puede explicar o comentar de muchas maneras. De todas, menos en forma de cantar de gesta. Verdaguer no podía jamás prever que un día tendría lugar ésta parodia del «Paso de los Pirineos» que él cantó. ¿Recordáis los versos de.epopeya?

«I avall, onades d’homes a onades succeeixen,
totes de ferro a onades d’acer sense parar,
Com mai encara en surten al cim,
i ja cobreixen el pla.
Les del Massana seguint cap a la mar,
mostrant al sol s’escata d’argent que lluenteja,
apar serpent enorme que corre i anguileja,
des de Banyuls a Salces,
de Salces fins Osseja,
podent dues vegades el Rosselló faixar.»

¡Dios mío! ¡Dios, mío! ¡Y que monótona es la Historial. Exacto, matemáticamente exacto, se podría hoy así describir esta serpiente de «material» y hombres que por Port-Bou y El Pertús sale precisamente para Banyuls y Osseja, respectivamente. Dice Verdaguer que aquellas huestes podían fajar en doble vuelta al Rosellón.

Esta nueva columna de hombres, de hierro y de acero — «oleadas de hombres a oleadas suceden; olas de hierro a oleadas de acero sin parar» — se extendía días pasados de Gerona a la frontera. Más de una compañía, — concretamente el 32 batallón de Infantería — creyendo que por todas partes cuecen habas (lentejas en este caso), se negaba a desarmar y algunos puros pistoleros de las fuerzas del «Gouvernement» ya se habían escondido en los ejes de los vagones de la estación de Perpiñán, con sus bolsillos repletos de bombas de mano y sus pistolas-ametralladoras bajo el- brazo… ¡Pobrecillos!… Del primer puñetazo les han cerrado la boca del estómago… infelices! Ellos desconocen el francés o, algunos, ni leer el periódico saben para enterarse que ya hoy en Francia son también los marxistas, «los marxistas presuntuosos», traducido literalmente de un periódico de izquierdas.

Los rojos, al volar tos puentes, nos han causado un perjuicio real y tremendo. Real y tremendo a mí y a mi amigo, este audaz operador de la Cinematografía Nacional que parece arrancado de un film americano. Pero a las Divisiones Navarras o Marroquíes, al Ejército, en  general, estas voladuras han sido tan ridículas como echar gravilla para impedir el paso de una apisonadora.

¡Pero los últimos puentes no estaban volados ya; les hubiesen cortado la propia retirada, como ya ocurrió a muchos grandes camiones de la D.C.A., que se han quedado a dos kilómetros de la frontera, inmóviles como rollizas perdices sorprendidas por el perro.

Yo no sé si Aníbal por aquellos caminos, que hoy cubre el asfalto do la carretera, dejaba muchos huesos de elefantes. Ignoro qué dejaba en pos de sí el  coloso de las anchas espaldas. Pero en cambio he visto lo que ha dejado tras su huella este otro «coloso» de Negrín. Sencillamente ha dejado la mayor cantidad de restos de automóvil que se puede ver hoy en Europa. Los cementerios de Automóviles de Detroit ya sabemos que son insuperables.

¡Cómo se ha parecido esta Revolución (-en Cataluña – ) a una inmensa película de «gangsters»! ¡Qué copia tan siniestra de esta producción «standard», con la .cual la judía Hollywood invade el mundo!… Todos recordamos que las primeras manifestaciones de la revolución en Barcelona fueron los grandes coches aristados de «Parabellums» y «Hammerless» derrapando por el asfalto de la calle Balmes con los neumáticos chirriantes y enloquecidos.

X, ahora, las últimas manifestaciones: coches quemados, como cerillas, en el Fluviá; coches aplastados en Figueras y coches despeñados par la carretera de Port de la Salva-, como el final espectacular de una película de Gaorge Raít. Desde el fondo de los barrancos de la Costa Brava los coches muestran sus ejes y sus diferenciales, panza arriba,. en la última instantánea de su desplome que contemplaban, allá arriba, grupos huidizos de aficionados al espectáculo del celuloide. Les faltaba este detalle americano para completar dos años de esta vida de película de «gangsters»; grandes parajes, pistolas en el bolsillo interior de la americana, negocios de exportación  y chantaje, fechorias colectivas y desorden integral.

No puedo resistirme da fe «caler ocho lttu¿* de paréntesis: si el lector quiere vivir media hora de película del más puro sabor Metro Goldwin Mayer no tiene más que trasladarse a la Cheka instalada en casa de los Conde de San Gervasio: mezcla brutal de lujo y desorden; cigarrillos de marca U. E. of A.; revistas y periódicos americanos: el. «New York Worker», el «Nash»; discos de Benie Cárter, botellas vacías y material de tocador femenino. Pero hacia las crestas – que uno tuvo que subir a pie por los puentes volados de la carretera – que sostienen y basan el Cabo de Creus,- las huellas no son tan americanas ni modernas. Aquí y allí, desperdigados por el monte, quedan los restos de cabras y carneros que sacrificó el Ejército rojo al dios de la derrota antes de saltar ágilmente la línea fronteriza. El sol saca destellos relucientes del tejido triposo del ganado ya devorado; los cuervos y los buitres desde muchos centenares de metros se lanzan veloces… No tienen, a Dios gracias, otra comida. Estos parajes do poesía.,estas mágicas tierras del Amipurdán se han ahorrado, por esta vez, la. visión de cadáveres humanos.

Contando con la rapidez de sus ocho cilindros, ha habido «ministros y íninistrables» rojos que han llegado a distancias irrisorias.

El día de la entrada en Barcelona comimos el arroz preparado para Juan Comorera, y según me contó un periodista francés en la frontera, Negrín pasó a las 3,45 – junto con su escolta de siete coches de poderosa marca americana -. Eso es, a muy poco de llegar el propio General Solcliaga.

Carlos Sentís


Comentaris

Azaña, por el contrario, pasó el primero y no se quedó en Perpiñán. Los periódicos franceses que nos entrega nuestro amigo, nos lo muestran en los alrededores de Chamonix, en casa de un compañero de su cuñado Rivas Cherif, la mujer del cual declara, a los periodistas:
«¡Ahi, si se hubiese escuchado a Azaña…
Pero no se le escuchó y quisieron resistir!…»

Ya empiezan, pues, las peleas y el descargo del muerto. La desgracia no los hará más dignos.

El propio periodista francés me da el último ejemplar del «Candide», semanario amigo de la España Nacional. En su primera página se lee: «LOS ÚLTIMOS DÍAS DE CATALUÑA.»

¿ «Finis Catáloniae». ?
Pero, por Dios!… Estos periodistas franceses no curarán nunca. Tras lo pintoresco, tras el afán de dramatizarlo todo, caen en el folletín más falso.

Señores,- un poco de reflexión:

Bueno, sí:
«Los últimos días de Cataluña»… la de Durruti…
«Las últimas horas de Cataluña»… la de Companys… la de Negrín…
¡Perfecto!


Pero Cataluña es algo más y algo más eterno que eso. Eso no ha sido más que «The End», el cartelito de «Fin» de esta gigantesca ampliación de «Scarface» o de «El Imperio del Crimen». Aquella Cataluña acabó; pero la Cataluña realque diría, vuestro y nuestro caro Charles Maurras, hoy, precisamente, empieza a amanecer.

Carlos Sentís


Comentaris   
La Inquisició contra el Sr.Carles Sentís.- L’escrit de 17.02.39, “¿ Finis Cataloniae ? Es el “fin”de una película de gangsters, simplemente”, és més un mèrit i que no una prova d’acusació.
¿«FINÍS CATALONIAE»?
El «fin» de una película de «gangsters», simplemente

A la Vanguardia  espanyola del 17 de febrer de 1939 on descriu i comenta coses que va veure i  respon al titular “LOS ÚLTIMOS DÍAS DE CATALUÑA” del setmanari Candide, de França, amb aquesta pregunta: ¿ FINIS CATALONIAE ? i aquest titular alternatiu.

LA  VANGUARDIA ESPAÑOLA Página 3. — Viernes 17 de febrero de 1939

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