dijous, 11 de juliol del 2013

11/07/13. El accidente insurreccional o la mateixa realitat vista des de dos punts de vista oposats

Benvolguts,

Avui em trobo amb aquest article a El País. I intento imaginar qui és i què busca aquest Joaquim Coll, pretès historiador...


Li trobo que coneix molt la realitat catalana i se la mira des de l’altre cantó que me la miro jo, però és la mateixa realitat! Tot el que ell diu de com veu la realitat catalana jo puc subscriure-ho!

Tasts:

·       El riesgo insurreccional existe porque, como ya expliqué tiempo atrás desde estas mismas páginas el pacto que suscribieron CiU y ERC persigue justamente un choque de legitimidades. Entiendo por accidente o colisión insurreccional el intento de quebrar el orden constitucional.

·       Hay una incompatibilidad manifiesta entre la democracia, entendida como la voluntad del pueblo, y la Constitución. Que existe una grave contradicción entre la legitimidad emanada de las últimas elecciones autonómicas (ratificada en todos los sondeos demoscópicos cuando se pregunta a los catalanes sobre el ejercicio del llamado “derecho a decidir”) y la legalidad española. Y que, frente a esa disyuntiva, la elección solo puede estar de parte de la democracia.

·       La promesa de llevar a cabo una consulta en el 2014 tiene que materializarse de forma imperativa y, por la misma razón, en caso de no ser posible, la alternativa no puede ser otra que la declaración unilateral de independencia, después o incluso antes de unas nuevas elecciones. Esta es la posición que ERC solemnizó en su última conferencia política el pasado 6 de julio: la llamada vía kosovar. Por supuesto no es un dato menor teniendo en cuenta el auge electoral que le pronostican las encuestas.

·       Ahora bien, el presidente de la Generalitat no ha descartado taxativamente ningún escenario, particularmente el de unas nuevas elecciones, a las que podría verse obligado si le fallase el apoyo de los republicanos, sobre todo si estos considerasen que el proceso soberanista corre el riesgo de entrar en una vía muerta o si las perspectivas electorales les fueran aún más favorables.

·       Los políticos y los partidos no son los únicos actores en el tablero catalán, pues la presión del entramado asociativo secesionista es enorme, como se puso de manifiesto recientemente en el Camp Nou y, en septiembre próximo, con la espectacular cadena humana de 400 km prevista para la Diada. Asociaciones como la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural se han transformado en un auténtico Ejército de Salvación que moviliza a miles de personas en toda Cataluña: realizan marchas propagandísticas en los barrios del cinturón barcelonés, ponen paradas todos los fines de semana en mercados y lugares céntricos, forman banderas estelades gigantes o encienden miles de velas en las plazas de los pueblos, ofreciendo una imagen romántica de este momento que consideran histórico.

Al final trobareu la identitat d’aquest Joaquim Coll.

Demano l’opinió de qui em llegeixi...

I ara l’article:

El accidente insurreccional

Joaquim Coll en El País

el 11 julio, 2013 en Derechos, Libertades, Política, Sociedad
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Más allá de la política, la presión del entramado secesionista es enorme en Cataluña. La carga historicista del tricentenario de 1714 empuja a que el año próximo se intente quebrar el orden constitucional

Advertir del riesgo de un accidente no significa necesariamente que vaya a ocurrir, ni mucho menos desear que tal cosa ocurra. Lo importante es analizar si se trata de un anuncio alarmista o, por el contrario, si hay bases sólidas en la argumentación. Por eso me ha sorprendido el escepticismo con el que han sido recogidas mis palabras cuando advertí, el pasado 3 de julio, en el marco de un diálogo que tuve el honor de realizar con el historiador José Álvarez Junco, organizado por la Fundación Diario Madrid, de que la situación en Cataluña es “explosiva” y que puede acabar en un “accidente insurreccional”. Dado el carácter principalmente histórico del diálogo, centrado en las relaciones entre Cataluña y el resto de España y en torno a las causas del actual desencuentro, me limité a apuntar únicamente tal posibilidad, aunque luego fue el asunto más destacado en los medios de comunicación y entre algunos comentaristas.

Quisiera ahora avanzar un poco más en este argumento e insistir en que el riesgo insurreccional existe porque, como ya expliqué tiempo atrás desde estas mismas páginas (Cataluña: utopía insurreccional o federalismo, 02/05/2013), el pacto que suscribieron CiU y ERC persigue justamente un choque de legitimidades. Entiendo por accidente o colisión insurreccional el intento de quebrar el orden constitucional. En realidad, toda la política nacionalista se dirige hacia ese objetivo y ha desarrollado una lógica discursiva que consiste en afirmar que hay una incompatibilidad manifiesta entre la democracia, entendida como la voluntad del pueblo, y la Constitución. Que existe una grave contradicción entre la legitimidad emanada de las últimas elecciones autonómicas (ratificada en todos los sondeos demoscópicos cuando se pregunta a los catalanes sobre el ejercicio del llamado “derecho a decidir”) y la legalidad española. Y que, frente a esa disyuntiva, la elección solo puede estar de parte de la democracia.

Siguiendo tal razonamiento, la promesa de llevar a cabo una consulta en el 2014 tiene que materializarse de forma imperativa y, por la misma razón, en caso de no ser posible, la alternativa no puede ser otra que la declaración unilateral de independencia, después o incluso antes de unas nuevas elecciones. Esta es la posición que ERC solemnizó en su última conferencia política el pasado 6 de julio: la llamada vía kosovar. Por supuesto no es un dato menor teniendo en cuenta el auge electoral que le pronostican las encuestas.

Por su parte, Artur Mas repitió hace unas semanas su deseo de culminar la legislatura, y por ahora sus movimientos parecen tendentes a relativizar las prisas de sus socios parlamentarios. La carta a Mariano Rajoy solicitando solemnemente la consulta, y que, según el pacto que suscribieron CiU y ERC, tenía que haberse cursado antes del 30 de junio, todavía no se ha efectuado. Ahora bien, el presidente de la Generalitat no ha descartado taxativamente ningún escenario, particularmente el de unas nuevas elecciones, a las que podría verse obligado si le fallase el apoyo de los republicanos, sobre todo si estos considerasen que el proceso soberanista corre el riesgo de entrar en una vía muerta o si las perspectivas electorales les fueran aún más favorables.

Además, hay que tener en cuenta que los políticos y los partidos no son los únicos actores en el tablero catalán, pues la presión del entramado asociativo secesionista es enorme, como se puso de manifiesto recientemente en el Camp Nou y, en septiembre próximo, con la espectacular cadena humana de 400 km prevista para la Diada. Asociaciones como la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural se han transformado en un auténtico Ejército de Salvación que moviliza a miles de personas en toda Cataluña: realizan marchas propagandísticas en los barrios del cinturón barcelonés, ponen paradas todos los fines de semana en mercados y lugares céntricos, forman banderas estelades gigantes o encienden miles de velas en las plazas de los pueblos, ofreciendo una imagen romántica de este momento que consideran histórico.

·       Así pues, el primer escenario potencialmente insurreccional gira en torno a la anunciada consulta. Aunque CiU no se atreviese a llevarla a cabo por muchas razones, empezando por las discrepancias en este punto con Unió Democràtica y su líder Josep Antoni Duran Lleida, va a tener que teatralizarla, como si de verdad fuera a hacerla, pues no puede anunciar que la pospone sin que le acusen de traicionar la causa soberanista. Esto significa que durante los próximos meses todos los pasos del llamado proceso de transición nacional van a seguir dándose: se aprobará la ley de consultas, incluyendo el desarrollo de una autoridad censal propia, se seguirá calentando motores en la sociedad civil mediante una estrategia envolvente a favor del derecho a decidir (como si de un derecho natural se tratase, al margen del derecho positivo), e impulsando iniciativas más propias de regímenes populistas que de una democracia liberal, como el rectificado registro de “adhesiones”. Lógicamente, la radio y la televisión pública catalana van a seguir implicadas al máximo en la difusión propagandística. El secesionismo seguirá cabalgando al galope, de manera que cuesta mucho ver de qué forma CiU va a poder frenar en seco para evitar el desbordamiento insurreccional sin que cunda entre los suyos la sensación de abandono o frustración. Si a la lógica argumentativa sobre la radicalidad democrática le sumamos las acciones políticas y de agitación, me temo que el riesgo de que el proceso desborde a los propios actores, principalmente a Mas, es bastante alto. Al final, la suma de palabras y gestos siempre tiene consecuencias.

·       El segundo momento potencialmente insurreccional es el de unas elecciones anticipadas, que el secesionismo convertiría en plebiscitarias en torno a la candidatura de ERC. Hay que tener en cuenta que Mas apenas tiene margen de maniobra para pactar un apaño con Mariano Rajoy, y que se lo ha puesto muy difícil al PSC para que este le preste su apoyo hasta el 2016. Además, el año que viene es el del tricentenario del 1714 y la política va a servirse a golpe de emociones. Así pues, sin consulta posible y con una escapatoria parlamentaria muy complicada, los argumentos van a caer del lado del “tenemos prisa” y “ahora o nunca”. Consecuentemente, en unas elecciones anticipadas tanto el partido de Artur Mas, CDC, como el de Oriol Junqueras, ERC, concurrirían con un programa secesionista muy explícito y, en caso de alcanzar la mayoría absoluta, procederían a realizar una declaración unilateral de independencia, esperando el socorro de algún tipo de mediación europea o internacional, pues se muestran convencidos de que “el mundo nos mira”. Estaríamos ante un escenario desconocido y, sin duda alguna, claramente insurreccional, pues de consolidarse quebraría la Constitución de 1978.

Tengo la impresión de que en Madrid sigue predominando una cierta negación de la realidad, de que pese a la conmoción que ha provocado el envite soberanista, a menudo se prefiere mirar a otro lado, sin reflexionar seriamente sobre las fortalezas de la estrategia independentista. Se asume que la situación es grave, pero se sigue privilegiando la mirada sobre los actores políticos, lo cual lleva a centrar el análisis en la debilidad parlamentaria de Mas y a concluir que “esto acabará en nada”. Ciertamente, todos los escenarios son posibles, pero los protagonistas son cada día más prisioneros de las expectativas creadas y de sus gestos, también del contexto; y, en este punto, el año que viene es diabólico. El cambio de ciclo económico, al que Mariano Rajoy lo fía todo, si realmente llega, va a tardar mucho en notarse. Y la carga historicista del tricentenario va a empujar a la política catalana al romanticismo y la agonía. Finalmente, si alguna cosa no se pueden permitir los soberanistas es que en el 2014 no ocurra nada, aunque sea una nueva derrota que conmemorar. Por todo eso, el accidente insurreccional me parece bastante más que una posibilidad.
Joaquim Coll es historiador.
 
I quina mena d’historiador és aquest Joaquim Coll?

Busquem al Racó Català:

Joaquim Coll, el "nostre" botifler de capçalera......

Fa un temps que aquest energumen escriu a El Periodico i a altres mitjants espanyols, el seu discurs es unionista fins al moll de l'os, i ara mateix, es el màxim exponent de l'espanyolisme al nostre pais, jo personalment tindria molt clar què s'hauria de fer amb ell, però millor callar, i deixar articles com els seus per que tots opineu sobre ell...

http://www.elperiodico.cat/ca/noticias/opinio/acord-psc-ppc-per-que-1434121

Cada generació de catalans té els seus servents de l'estat espanyols, i aquesta cuca es a qui li toca fer el paper ara...

Aqui teniu el seu mail, per si el voleu felicitar!! joaquim.coll@hotmail.com
 

Joan A. Forès
Reflexions

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